Justo volvía a su casa con la sensación de que se había olvidado algo.
Celular, no, lo tengo aca en la mano. Llaves, revisó el otro bolsillo, y no, ahí estaban; billetera, sí, la siento en el pantalón, en el bolsillo derecho, no, no me falta nada...
Abajo suyo, la vibración del tren le hacía cosquillas y el movimiento le levantaba un poco el pantalón que dejaba un cachito de sus tobillos al aire libre. Y hacía frío para bancarse eso. Pero no, ninguna razón justificaba sacar las manos de los bolsillos calentitos.
1 comentario:
Si te es de utilidad, tengo unas medias tuyas que quedaron en mi cartera desde la fiesta.
Para los tobillos frios.
:)
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