5.04.2009

Silvestre

Estabas parado ahí, como en la foto, y me mirabas desde tu delgada altura. Siempre fuiste hermoso, pero ese día más que nunca.
Brillaba tu piel tostada, en la playa tus ojos se ponían más verdes y yo estaba escuchándote, maravillada, sentada en la esterilla con mi bikini roja.
Me pediste que sonriera y me sacaste una foto, era diferente a las demás, a las que siempre tuve. Creo que fue la sonrisa más genuina desde los 6, 7 años. Pero ya tenía 20, y vos me sacaste una foto en ese mismísimo momento.
Tu piel era diferente, tu humor también y tenías olor a naturaleza, a una realidad más fresca que la mía, y ese día lograste contagiarme.