12.01.2008

finales.


"Si durante siglos, en nuetras tradición cristiana, la Palabra de Dios, tal y como estaba fijada con carácter de verdad revelada, otorgaba a cualquier discurso escrito o pronunciado (...) un lugar preciso en una cadena de legitimación temporal y moral, la modernidad, desde el siglo XVII, desacralizó la palabra y apostó por la suposición de la originalidad a ultranza, asentándola en la garantía de un sujeto racional que el Romanticismo exageró hasta convertilo en el genio, es decir, el artista.

Hoy también este criterio ha sido barrido sin que ningun otro lo sustituya: de ahí la proliferación infatigable (!) de discursos que a falta de enraizamiento con una línea vertical de legitimación apelan unos a otros en un juego paroxístico de indistinción que no parece anunciar su fin. "

PD: YA ESTAMOS EN DICIEMBRE. PUCHA.

1 comentario:

Anime Princess dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.